Friday, September 01, 2006

"Las mujeres son genéticamente infieles"



¡Chupate esa mandarina!, diría la abuela. Lo genial de este titular es que, según la autora del libro "Infidelidad", esto lo sustenta: “La genética”, ¿y cómo luchar con lo inherente al ser? (mejor bajo un cambio con las preguntas existenciales, no?). En fin, para la chica Y que buscaba una explicación a tanta incertidumbre del porqué de esta tendencia femenina ahí va parte de la entrevista a la autora de este libro, publicada hoy en el diario Clarín.

Una persona que engaña, ¿es infiel por naturaleza o porque su situación de pareja lo lleva a eso?

Muchos se sorprenden al enterarse de que las mujeres tienen un gen que las lleva a ser infieles. La antropóloga Helen Fisher lo describe fantásticamente en uno de sus libros: en muchas razas de animales (entre ellas varias clases de monos), las hembras dejan su núcleo para escabullirse por los matorrales con el más joven. Y las mujeres heredamos ese gen.
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* (Ver mandamiento nº 5 de la chica Y)


¿Hay más mujeres infieles que antes?

¡Infinitamente más! Ellas ahora tienen las mismas oportunidades que los varones. Muchas mujeres trabajan, y el lugar por excelencia para que se genere un engaño siempre fue el trabajo. Es así de simple: cuantas más oportunidades de moverse por el trabajo haya, más oportunidades de conocer gente se generarán y por ende, más posibilidades de engañar. Las mujeres de hoy engañan casi a la par de sus maridos.

¿Puede establecerse una tipología de la mujer infiel?

Sí, hay diferentes causas que llevan a una mujer al adulterio. Está, por un lado, la "mujer desatendida": aquella que tiene un marido que no la escucha, no la mira y no se ocupa de ella: no la lleva a comer y no la invita a pasear. Y está probado que si un hombre no le concede a su mujer al menos 15 horas por semana –que es, en promedio, el tiempo que le dedica a su relación durante el noviazgo-, la pierde. Y el otro patrón que encontré es el de la "mujer sola". Aquella que estuvo sola en su niñez y en su juventud o ha atravesado grandes desgracias (la muerte de un padre o una relación complicada con su padrastro, hermanos con discapacidades o que requerían por alguna razón mayor atención de sus padres). En conclusión: aquellas mujeres que tuvieron que sobrevivir solas. Ellas por lo general no sienten la sensación de engaño cuando son infieles, porque 'son solas' por naturaleza. Tienen marido, tienen hijos, tienen amigos, pero en el fondo del corazón están solas. Y otro gran factor que hace a la infidelidad es la falta de autoestima. La necesidad de ser valorado ante los ojos de otra persona, ser admirado y festejado, hace que se busque la felicidad afuera.

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